¿QUÉ LES PASA A LOS JÓVENES?
¿Qué pasa con esa juventud inquieta de nuestras ciudades, que se encuentra en la primavera misma de la vida, pero no siempre se ve contenta y satisfecha?
Parece que ser felices a esa edad debería ser cosa fácil, la edad del crecimiento físico, la edad del estudio, del soñar, del deporte, la edad del amor. Pero algo grave debe estar sucediendo, cuando se encuentran tantos jóvenes, muchachos, muchachas tristes, amargados, hartos de la vida, vacíos; algunos tienen el valor de decirlo, otros no lo dicen, pero no necesitan decirlo, porque se les ve tristes, muy tristes. Quizás por un rato echen a rodar sus carcajadas, pero sólo para tapar su tragedia interior.
¿Será que no encuentran sentido a sus vidas? Vivir sin saber para qué, es ciertamente muy triste, ¿Será que ellos sueñan idealísticamente en el amor, en la paz, y se encuentran con una sociedad donde impera el odio y el rencor? o ¿será que les ha dicho que la felicidad se compra con la droga, con el alcohol, jugando con el amor y han visto que todo esto les ha hecho más desgraciados?
¿No, será, que mirando el futuro de su vida no encuentran seguridad ni económica, ni social, ni familiar? ¿Qué será de ellos, de su familia, de su trabajo?. ¿O será, una juventud marchita y destrozada en la primavera misma de la vida por falta de Dios, por falta de valores auténticos humanos, morales y espirituales, valores por los que valga la pena luchar?
¿Qué les pasa a tantos jóvenes? Yo creo que ni ellos mismos saben lo que les está pasando, y, cuando un enfermo no sabe qué enfermedad tiene, es muy difícil curarse. Ellos solo alcanzan a experimentar que andan mal, que no están satisfechos, que no encuentran lo que buscan. Algunos síntomas de la enfermedad podrían ser estos: Es la edad de la alegría y del bullicio; naturalmente les gusta divertirse, y está bien; pero ¿por qué no saben divertirse sanamente sin llegar a emborracharse, a armar escándalo, sin meterse a la onda gruesa, como la llaman ellos?
Es la edad del amor, de la preparación para el matrimonio y para la familia; pero, ¿qué amor es ese en el que ya el respeto casi no existe? ¿Qué clase de noviazgos son esos en los que se vive el amor prácticamente como casados sin estarlo todavía? ¿Qué amor humano es ese que sueña casi solo con el sexo y muy poco con la entrega, el sacrificio, con el verdadero amor en definitiva? Pobre amor, pobres familias futuras, edificadas sobre ese egoísmo.
Es la edad del aprendizaje, muchos de ellos estudian, van profundizando en los conocimientos humanos, pero no profundizan en la religión y en la moral que se les quedan como de siete años. Y así, abandonan muchos de ellos en esta época, muy quitados de la pena, lo que podría ser su mejor ayuda, la religión. Pobre juventud sin Dios.
Una juventud con ideales fuertes, una juventud con valores auténticos, humanos, morales y espirituales, una juventud con Dios; por ahí va la solución.
Juventud con Dios: primavera de la vida. "He encontrado a Cristo y por tanto la alegría de vivir".
Juventud sin Dios: Negra juventud; pétalos marchitos, ilusiones rotas en las manos.
INTRODUCCIÓN
Hay personas que conocen el arte de cultivar flores en su jardín, logrando muchas veces maravillas de color: rosas abundantes y frescas, tulipanes risueños, bugambilias y jacarandas en flor.
En el jardín del alma se pueden cultivar otras flores como el amor, la esperanza y el optimismo. Las flores de tu jardín alegran tu vida. Planta flores, planta amor, esperanza y optimismo. Verás como en tu alma brilla una perenne primavera. Si aquí descubres algunas flores para tu jardín, córtalas; son tuyas.
Estoy convencido de que el favor más grande que podemos hacer a millones de seres humanos consiste en convencerlos de que pueden ser mejores de lo que son, subir más arriba, salir del hoyo, convencerlos de que pueden cambiar.
Entre los maestros que he tenido, a los que más agradezco no son los más sabios o mejor dotados, sino los que me convencieron que podía aprender latín o griego, escribir o ser orador, o simplemente cantar.
Quiero decir y gritar a todos los que pueda - aunque no sea yo un gran maestro - que sí pueden leer, escribir y cantar, que son capaces de aprender matemáticas, física y química, que pueden mejorar en la vida, cambiar y ser buenos. Y sé que miles de hombres lo agradecerán eternamente.
El día primero del año es un buen día para hacer un propósito: "Voy a ser mejor, comenzaré una nueva vida". Vale la pena seguir viviendo si te atreves a mejorar un poquito nada más. No se vale seguir igual, seguir arropado con el mismo egoísmo, con idéntica soberbia. Sentir al menos una hora las ganas de ser bueno, de rezar a Dios, de dar una limosna, de decir una palabra de aliento al caminante triste. Recuperar la inocencia de un niño durante una hora; alargar esa hora a un día, alargar el día 365 veces hasta completar un año. Un año de bondad puede comenzar con una hora de amor.
No pienses en amar y ser bueno todo el año, porque te asustas. Pero sí haz el esfuerzo de amar mucho y ser bueno el primer día y sueña que puedes ser bueno todos los días del año y todos los años del resto de tu vida.
Estas reflexiones me han ayudado a soñar y mejorar el propósito de llevarlas al público es simplemente dar la oportunidad a otros de hacer lo mismo
EL CRISTO AGUAFIESTAS
Quisiera decir a los jóvenes una palabra valiente y segura en relación con lo que más les interesa, que es la felicidad; hablarles de algo que a muchos les da vergüenza mencionar. Les podría decir muchas cosas, pero quiero decirles algo que considero lo más importante en su vida, les voy a hablar de una persona, de la persona que más les estima, que más les aprecia y les quiere más que a nadie en este mundo: Jesucristo.
Se suele pensar, sobre todo entre los jóvenes, que Cristo es un "aguafiestas". ¿Por qué? Porque prohibe todo a los jóvenes: diversiones, amor; y les dice: "no hagas esto, no hagas aquello, y lo de más allá". Un Cristo antipático, negativo. Ante Él, los jóvenes, que gustan de vivir la vida en grande, piensan: "Cristo no nos interesa, no es para nosotros, en la juventud no se puede ser cristiano". Pero eso no es cierto, ¡no es cierto!
Cristo prohibe solo lo que te hace daño, el pecado, el mal de tu vida, lo que mata las ilusiones y hace envejecer prematuramente. No prohibe que te diviertas, pide que lo hagas sanamente, y así te diviertes más y mejor. No te prohibe amar, Dios es el Amor con mayúscula, no puede prohibírtelo, al contrario, puedes y debes amar de verdad, pero según las reglas del juego, no trampeando, no abusando sino respetando el amor. ¡Qué fácil y qué difícil! Fácil porque todos sienten el amor y difícil, porque el verdadero amor es lo contrario del egoísmo, y todos estamos llenos de egoísmo, hasta la coronilla de la cabeza.
Cristo te pide que en todas partes vayas en gracia de Dios. Vivir en gracia es lo contrario de vivir en pecado, es ser amigo suyo. En la calle y en gracia de Dios, en las diversiones y en gracia de Dios, con las niñas y con los niños pero en gracia de Dios. Por lo tanto, Cristo no te prohibe nada de lo que legítimamente debes tener en la juventud, al contrario, quiere que seas un joven alegre, y cuanto más alegre, mejor. Pero, es más, solo Cristo puede dar auténtico sentido y valor a tu juventud.
Sin Cristo no eres feliz sino a cuenta gotas, no te realizas plenamente. Podríamos hablar de borracheras de felicidad, pero que luego dejan amargura y decepción. Nada en la vida llega a llenarte plenamente. Como decía aquel que lo experimentó: "Nos has hecho, Señor, para Ti y nuestro corazón estará insatisfecho hasta que descanse en Ti".
Juventud sin Cristo, es igual a juventud sin alma; juventud en pecado, negra juventud; juventud en gracia, juventud con Cristo: son los mejores años de la vida. Con Cristo se vive mejor, mucho mejor, con alegría y paz en el alma; es una alegría de mayor calidad que la pura alegría exterior. Es el mejor shampoo porque rejuvenece desde dentro, no solo la piel. Unos ojos, que denotan la presencia de Dios, son infinitamente más hermosos.
¿Quieres probar la verdad de todo esto? Te invito a hacerte amigo del mejor amigo, que perdona siempre, que olvida y es siempre fiel. A tu edad se puede vivir así, en amistad con Dios aunque con luchas y caídas, porque se puede si se quiere.
No hay derecho a que los jóvenes traicionen a Cristo, no hay derecho a que vivan una juventud triste y sin alma; Cristo es la persona que más te quiere en el mundo, lo que más necesitas en tu juventud para resolver tus problemas interiores. Para no echarte a perder en estos años tan importantes, que pueden ser los más hermosos o los más tristes de tu vida.
Para vivir con alegría como deben de vivir los jóvenes, ¿Dónde encontrar este amigo? Ya los sabes, en los Sacramentos: En la confesión encuentras a ese Cristo que cura, que perdona, que olvida; en la Comunión, ese Cristo que da fuerza, que alimenta, que ama; en el Sagrario de cualquier Iglesia ahí te espera: "Venid a mi todos los que andáis con problemas y dificultades y yo os ayudaré".
Yo digo que es la persona que más te quiere en el mundo. Por ti se hizo hombre, por tí nació en una cueva, pobrísimo, en un pesebre de animales; durante 30 años quiso trabajar con sus manos ganando el pan de cada día, murió en una cruz para salvarte.
¿Tú buscas la felicidad, el amor, la alegría, la vida? ¿Será cierto que Cristo tiene todo eso para tí? ¿O, será una mentira? No sé cuántos se atreven a hablar a los jóvenes de Cristo. Yo sí me atrevo, para mí es lo más grande, es el mensaje más grande que se le puede dar a un joven.
¿Quién ha hecho feliz a más hombres y mujeres que Jesús? ¿A quién han seguido más millones que a Jesús de Nazaret? ¿Cristo un aburrido, Cristo un aguafiestas? No sabes lo que estás diciendo.
CRISTIANISMO DE BOLSILLO
Yo me pregunto: ¿De qué sirve una religión - cualquiera que sea -, si no es capaz de ofrecer a sus seguidores lo que ellos tienen derecho a esperar? : Respuesta a sus dudas, soluciones a sus problemas, profunda felicidad, un sentido a sus vidas, etc. ¿De qué sirve una religión si no hace mejores a sus seguidores? ¿De qué sirve - por ejemplo - ser católico, si el serlo no te hace ser más feliz, ni te hace sentirte fuerte, valiente ante las dificultades?. Si no eres mejor que los que no son católicos - repito -, ¿de qué te sirve tu religión?
Los hombres sin religión tienen derecho a decirte: "Demuéstrame que el tener una religión - por ejemplo, la católica -, me reporta bienes y me hace mejor". Antiguamente se decía de los cristianos: "Mirad, cómo se aman". ¿Se puede hoy decir esto también? Alguien con muy mala intención decía estas palabras: ‘Si ves que alguien va a los templos y despelleja con su lengua a su vecino, sospecha que es un cristiano’; y por desgracia muchas veces sucede así. Tu crees en Dios y vives tan amargado como yo; ¿de qué te sirve creer en Dios?. Vas a Misa los domingos y eres igual, si no peor que yo. ¿De qué te sirven tus Misas y tus rezos?
Son preguntas muy duras, pero tienen su punto de verdad. Los jóvenes, por ejemplo, que recibieron una formación religiosa e iban, o mejor dicho, eran llevados a Misa los domingos y les enseñaban a rezar, al llegar a esa edad en que todo se analiza y de todo se pregunta por qué, efectivamente, se preguntan: ¿Por qué tengo que ir a Misa, confesarme y rezar, etc.?
Si no tienen respuesta convincente dejan la religión como algo inservible, inútil, infantil, etc., y buscan como sustituto de sus creencias otras cosas, alguna teoría filosófica o psicológica, o lo que esté de moda en el pensamiento; si encuentran respuesta, entonces aceptan su fe con mayor madurez porque la ven útil, necesaria, enriquecedora.
Puede, incluso, ocurrir otra cosa, que se cambie de religión como si se tratase del cambio de un abrigo, o de una camisa; De esa manera demuestra qué hondas raíces tenía su anterior religión. El que cambia su fe de un día para otro, mala señal. Y quisiera decir una cosa para aclarar está cuestión: ¿Vale la pena seguir una religión? Depende. Si se vive a medias, ¡no!, si se vive en serio, ¡sí!; Claro que, si el problema de muchos es que ha reducido su religión a un cristianismo de Misa dominguera, a un cristianismo de bolsillo, sin exigencias, claro que esa forma de vivir no da nada, ni respuestas, ni felicidad, ni fortaleza, ¡nada!. Pero, hay otra forma de ser cristianos, que sí llena y ayuda y fortalece, que es ser cristianos de verdad.
El cristianismo es una religión que vuelve a los hombre felices, valientes realizados, pero con una condición, que tomen el cristianismo en serio. Miles lo toman en broma.
¿Cómo se ven las cosas desde el otro lado?
A veces uno asiste a la muerte de hombres y mujeres por los que no deberíamos de llorar, porque su salida de este mundo es una salida triunfante, por lo que habría que lanzar las campanas al viento. Yo quisiera preguntarle a estos hombres y mujeres: ¿Cómo se ven las cosas desde el otro lado? Su mensaje podría comenzar así:No lloren por mi, porque ya estoy con Dios que es la meta de la vida. No lloren, porque me he salvado, lo demás no importa ya. No lloren porque he muerto, simplemente he cambiado de vida. No lloren porque no me he marchado para siempre, nos volveremos a ver. No lloren por mi. Cuando nos volvamos a ver, todo será distinto, todo eternamente feliz.Lloren más bien por ustedes y por sus hijos, porque muchas veces uno no ve el cielo, sino la tierra y sus cosas. Lloren porque muchas veces se olvidan de Dios, desconfían de Él, lo pierden, incluso. Lloren por ustedes y por sus hijos, porque pueden perderse, perder la vida eterna y con ello lo más importante de todo.Crean ¡por favor!, en las cosas que en la tierra no se creen, no se quieren creer por el simple hecho de que aún no se han visto; yo he comenzado a vivir lo que, como ustedes, creí un día por la fe.En la tierra se lucha por tantas cosas que valen mucho menos: el dinero, la posición, el prestigio. Aquí eso no sirve de nada. Ven que en mi viaje a la eternidad me he llevado bien poco. Las buenas obras: las que hice de niño, de joven, de mayor; mis actos de amor a Dios y al prójimo; mis oraciones y sufrimientos ofrecidos a Él; las horas de vida que cumplí su Voluntad. Me duele sólo una cosa y mucho : contemplar tantas horas y días perdidos y desaprovechados para siempre. No me lo puedo perdonar. Pero nunca me arrepentiré de mi fe y de mi bautimo; Estoy con Dios felizmente y para siempre, y lucharé para que ustedes un día lo posean también eternamente.Pero, no lloren por mi, lloren más bien por ustedes y sus hijos.Si amamos mucho esta vida, más debemos amar la otra. Porque ésta es transitoria y aquella eterna. Es inútil querer eternizar lo pasajero, mejor es cultivar las cosas que uno puede llevar consigo a la eternidad
viernes, 17 de octubre de 2008
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